jueves, 13 de abril de 2017

"El guardián invisible" de Fernando González Molina.

El cine español de género ha encontrado en el thriller un lugar donde sentirse cómodo y nos ha ofrecido productos bastante interesantes. No es el caso de la película que nos ocupa, que parece un manual de todo lo que no se debe hacer en una obra de suspense, aunque no se puede catalogar de esa manera a "El guardián invisible", ya que suspense no hay por ningún lado.



Con un material a priori interesante, como es la novela de Dolores Redondo, da la sensación que se podrían haber hecho mucho mejor las cosas. El reparto está muy cuidado, pero sus interpretaciones se encuentran muy lejos de acertar el tono que requiere la película. Cabe destacar la esforzada actuación de Elvira Mínguez, una de las grandes secundarias de nuestro cine que, sin embargo, tropieza en sus diálogos con Marta Etura, una protagonista que parece incapaz de encontrar los matices que requieren su papel. La unidimensionalidad de los personajes limita la emoción.


La dirección y la fotografía van a lo seguro sin arriesgar absolutamente nada. Planos aéreos de la carretera mientras el coche policial investiga, larguísimos puentes, flashbacks convencionales... El montaje resulta en ocasiones confuso y cuesta descifrar las elipsis temporales e incluso espaciales. Muy lejos de "Memories of murder" (2003) de Bong Joon-ho o "Zodiac" (2007) de David Fincher que cuentan con guiones similares (la búsqueda de un asesino en serie). Lejos no, lejísimos. Es, precisamente, el estilo tan soso del filme lo que provoca el aburrimiento en una trama que debería ser cada vez más desasosegante, más interesante, hasta desembocar en una resolución asfixiante. Nada de eso ocurre.


"El guardián invisible" (2017). Dirección: Fernando González Molina.

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