viernes, 30 de septiembre de 2016

"Elle" de Paul Verhoeven.

Jacques Rivette, maestro de la Nouvelle Vague (quien nos dejó este año), consideraba que "Showgirls" (1995) era "una de las grandes películas estadounidenses de los últimos años". Sin embargo, la que hoy es una cult movie en toda regla y la que el tiempo ha situado como una de las mejores cintas de su época, tuvo unas críticas demoledoras en la prensa americana. Hubo entonces quien incluso tachó a su realizador de xenófobo y machista. Paul Verhoeven quiso que "Elle" se produjera y se realizara en Estados Unidos pero todas las puertas se le cerraban cuando los estudios leían el guión. Imagino que productores y actrices quedarían espantados después de descubrir el libreto, así que no vio ninguna posibilidad y decidió realizar el proyecto en Francia. Después de las superlativas críticas recibidas, más de una lo estará lamentando.


En "Elle", el autor de "Instinto básico" (1992) revisa un libro de Philippe Djian con una protagonista de lujo. Michèle (Isabelle Huppert) una mujer fuerte y decidida que un día es asaltada y violada por un misterioso enmascarado en su propia casa. Lejos de denunciar los hechos, se da un baño, limpia su hogar y actúa como si no hubiera pasado nada. Pero cuando descubre que el asaltante puede ser alguien de su entorno todo da un giro en la vida de nuestra heroína y su existencia se convierte en un descontrolado juego donde nunca nada es lo que parece y todos los componentes de la vida social de Michèle son jugadores en una partida donde el deseo de esta retorcida mujer es el motor que la impulsa.

"Elle" es valiente. Totalmente valiente y libre. Confundir esto con provocación es muy reaccionario. Paradigma del talento del maestro Verhoeven de cómo contar una historia y sacudir a los espectadores más retrógrados, no se trata de una propuesta apta para carcas. Esta comedia negra con una astuta dosis de sadismo luce factura absolutamente exquisita y es una obra maestra del entretenimiento con excelentes interpretaciones. Y es fascinante de principio a fin. No se trata de un thriller exactamente ya que su tema prinicpal no es encontrar al violador. Puede que haya hasta cuatro géneros combinados, incluso más. Eso sí, su humor negro destaca sobre todos. 


Aunque "Elle" por momentos recuerda a Erich von Stroheim y quizás a Georg Wilhelm Pabst, y supone toda una atrevida lección cinematográfica de la depravación moral muy difícil de encontrar en el cine de este calibre. En pleno siglo XXI hemos retrocedido en cuanto a lo políticamente correcto y la propuesta de Verhoeven tuvo que aterrar a los productores americanos. "La hija de un asesino en serie que disfruta cuando la violan. ¿Qué hacemos con esto? Huir". Sin embargo, Francia, además de ser el escenario de los hechos narrativos de la novela, se entregó con coraje y energía a esta película tan atractiva, inquietante, perturbadora, turbia y moralmente desquiciante para las mentes cerradas. Pero más allá de este hecho destaca la libertad con la que el director ha podido trabajar al igual que lo hicieron von Stroheim en "Avaricia" (1924) y Wilhelm Pabst en "La caja de Pandora" (1928), cintas con las que "Elle" tiene mucho en común. Su dosis de suspense (aunque la intriga no es el asunto central de la engañosa trama)  también lo acerca a Hitchcock: a "Crimen perfecto" y "La ventana indiscreta" (ambas de 1954). La protagonista sufre algún que otro ataque a lo Grace Kelly y a su vez es voyeur de su vecino sin moverse de su habitación. 


Las comparaciones con "La ceremonia" (1995) de Chabrol y "La pianista" (2001) de Haneke no se han hecho esperar. Huppert es una de las actrices predilectas de dichos realizadores y sus roles de mujer áspera y manuladora en las dos películas son ya icónicos. Aunque Michèle es muchísimo más inesperada que Jeanne y Erika. Y "Elle" gana a los dos largometrajes. Verhoeven, con el sexo y la violencia (de nuevo) como temas centrales en un mundo lleno de hipocresía y falsedad, ha logrado sacudirnos de nuevo de un modo muy sofisticado, enfermizo y fascinante a la vez. Y de un modo en que, en manos de otro, hubiera resultado una caricatura. 

Una de las grandes obras maestras del reciente cine francés, de un poder narrativo sin igual, definitivamente imprescindible. Impecable realización. La excelente, magnífica y grandiosa Huppert, que se atreve íntegramente con todo, vuelve a lograr sus mejores cotas de interpretación. Y van más de cien películas.


"Elle" (2016). Dirección: Paul Verhoeven.

domingo, 25 de septiembre de 2016

"No respires" de Fede Álvarez.

Por primera vez en mucho tiempo parece que el cine de género está siendo reconocido por la crítica como lo mejor que se está haciendo en el cine americano hoy en día. La crisis de creatividad actual en el cine independiente dramático estadounidense, así como la que viene sufriendo la calidad de las grandes producciones desde hace unos años (salvo muchísimas excepciones, por supuesto) han dado pie a un cambio dentro de cierta crítica quien por fin aprecia y valora producciones tan arrebatadoras y frescas como esta cuando antes las rechazaba. 


El cineasta uruguayo Fede Álvarez debutó en la realización de largometrajes, tras varios exitosos cortometrajes, en 2013 con la nueva versión muy sangrienta y más que decente de "Evil Dead", el clásico del cine de terror que en su momento dirigió Sam Raimi. Esta vez, es Raimi el productor del primer proyecto propio de Fede Álvarez , "No respires", que ha escrito junto con Rodo Sayagues. 


La película está ambienta en la ciudad de Detroit, la ciudad más poblada de Michigan, totalmente sacudida por la escasez y la crisis económica en gran parte debido a de una buena cantidad de fracasos políticos, económicos y sociales. Un tremendo panorama en el que los jóvenes no tienen optimismo ni esperanza. En ella encontramos zonas residenciales prácticamente vacías que parecen auténticos barrios fantasma. La película sigue a Rocky (Jane Levy), Alex (Dylan Minnette) y Money (Daniel Zovatto), tres jóvenes dedicados a robar en viviendas. Uno de ellos es hijo de un empresario de empresas de seguridad y reciben el soplo de que un maduro e invidente combatiente en Irak, quien vive recluido tras la muerte de su hija en un accidente de coche por el que cobró una gran indemnización, oculta el dinero en su casa. Con el objetivo de escapar de su cruel ciudad natal elaborarán un plan para quedarse con la pasta. Aunque la verdadera protagonista de la trama será la casa ruinosa y repleta de suciedad donde vive el veterano de guerra ciego (Stephen Lang) que se transformará en un letal cepo ya que cuando los tres jóvenes entran en el domicilio, la búsqueda de la pequeña fortuna se convierte en algo tan terrorífico que jamás hubieran llegado a imaginarlo.



Ya en la primera escena conocemos de antemano que el ex-soldado arrastra por su barrio desolado a la protagonista ensangrentada en una escena brutal. Ello ya nos advierte del peligro al que se van a enfrentar los jóvenes al llegar al lugar. El veterano del ejército no es lo que parece ser. Este primer plano inicial es realmente turbador. La recta final de la película es quizás la menos interesante y previsible pero repleta de giros ingeniosos. En ella hallamos algunas escenas memorables (la del perro en el coche) y algún que otro guiño a "Martyrs" (2008) de Pascal Laugier.


La segunda obra hollywoodiense de Fede Álvarez, a quien le gusta transgredir las normas del género con el objetivo de mostrar algo diferente,  tiene un gran sentido geográfico y nos introduce en pasillos cortos que dan la sensación de ser interminables. Sin embargo las escenas son largas y tenemos que tener en cuenta que, toda la acción que ocurre en la casa se reproduce en tiempo real. A pesar de contar con muchos menos medios que en su anterior largometraje, el diseño de los set pieces es envidiable. "No respires" contiene un enclaustrado y arduo suspense donde los protagonistas son juguetes que, a pesar de su moralidad, intentan captar la fidelidad de la audiencia de tal manera que esta sea capaz de ponerse en su situación, y transmitir la sensación de claustrofobia que sufren. 


La banda sonora es impecable. Cuando uno pensaba que el genial Roque Baños había tocado techo en cuanto a la grandiosidad de sus composiciones, en "No respires" demuestra que uno se equivocaba por completo. Estamos ante su mejor trabajo. Y cuidado con la efectividad del uso del sonido que se convierte en un elemento más de la narración, por ello es recomendable ver la película en versión original y prestar atención al mismo.



Tras reimaginar con gran solera "Posesión infernal", Fede Álvarez nos regala una obra sádica e inquietante, demostrando una vez más su talento para el cine de terror. Sádica pero no sangrienta, porque la cinta es muchísimo menos gore que "Evidel dead". Aquí prácticamente no se recrea en cuanto a mostrar sangre o vísceras. Prácticamente en ninguna escena. Una película de obligada visión tanto para los amantes del cine de terror inteligente.




"No respires" (2016). Dirección: Fede Álvarez.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Miradas: "El ojo del laberinto" de Mario Caiano.

"El laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres. Su arquitectura, pródiga en simetrías, está subordinada a ese fin".

(Jorge Luis Borges).

Los laberintos y el cine de terror están asociados de alguna manera. Sobre la reecurrencia temática de los laberintos en el cine de género lo primero que nos viene a la cabeza es la mítica escena de "El resplandor" (1980) de Stanley Kubrick. Los laberintos se pueden manifestar tanto físicamente como psicológicamente. En este largometraje la trama comienza en uno físico pero se desarrolla en uno psicológico. Una mujer (Rosemary Dexter) busca a su amante, el doctor Luca (Horst Frank). La búsqueda le conducirá a una mansión en la playa de un recóndito pueblo italiano llamado Maracudi. El lugar lo habitan unos extraños y decadentes personajes. La mujer decide permanecer en la casa pues es el último sitio donde estuvo el hombre al que quiere encontrar.


Un largometraje que se abre con una persecución y asesinato entre el expresionismo caligariano, Orson Welles y Giorgio de Chirico no puede ser una película vulgar. La cinta es meridiana desde el principio: surrealismo soft, psicodelia a lo free jazz y colorismo pop de referencial simbolismo amarillo. En la primera escena el espectador tiene ventaja sobre la investigación pues conoce de antemano que el hombre ha sido asesinado por un carnicero asesino al que no podemos ver su rostro. Más concretamente en un laberinto. Ha sido perseguido y acullidado, como sucede en todo giallo de manual para cumplir la normativa del subgénero.


La protagonista va descubriendo poco a poco que todos los habitantes de la casa son sospechosos. Aún sabiendo que duerme en el mismo hábitat que un homicida, y pese a soportar dos graves intentos de asesinato, la joven, con un gran alarde de valentía digno marca de la casa (muy habitual en los giallos), permanecerá en la mansión para intentar desenmascarar al criminal.

Rosemary Dexter no destacó por ser una actriz de género, aunque la habíamos visto anteriormente en "Marqués de Sade: Justine" (1969) de Jesús Franco. Pero el resto del elenco sí que son habituales tanto en el giallo como en el cine de terror en general. La gran Alida Valli trabajó en " El diablo se lleva a los muertos" (1973) de Mario Bava, "Suspiria" (1977) de Dario Argento o "Aquella casa en las afueras"de Eugenio Martín, Adolfo Celi en "¿Quién la ha visto morir?" (1972) de Aldo Lado, Horst Frank en "Así de dulce, así de maravillosa" (1969) de Umberto Lenzi o "EL gato de las nueve colas" (1971) de Dario Argento y (aquí jovencísima) Sybil Danning hizo carrerón en la serie B.


Todas las interpretaciones son remarcables, incluso una Rosemary Dexter que resulta en ocasiones algo desaborida pero la historia de su personaje y todo lo que le pasa así lo requiere. También Alida Valli, quien en otras propuestas como "Suspiria" resulta tremendamente sobreactuada, aquí está maravillosamente genial y logra transmitir ese halo perverso de su personaje sin caer en el exceso. Y Adolfo Celi sencillamente genial. No obstante, como he comentado, todas las interpretaciones son destacables y todo el elenco alcanza un gran nivel, con alguna sorpresa sobre la identidad de algún personaje incluida.


Lo tétrico de la trama contrasta con el ambiente por el que se mueven los personajes: una mansión frente a la costa donde se bañan y toman el sol constantemente frente a paisajes soleados. La noche no es solamente una gran amenaza ya que también lo es el día.

El guión resulta en ocasiones algo desconcertante y desafía hasta el último momento al espectador. Pero ojo, el público del giallo conoce estos recursos y los aplaude. Tenemos un claro ejemplo en "Rojo oscuro" (1975) de Dario Argento o en "La perversa señora Wardh" (1971) de Sergio Martino. La excelente dirección de Caiano logra un resultado final admirable.


Como resultado estamos ante un giallo de factura impecable en el que encontramos una trama de investigación muy interesante, con el añadido romántico de la protagonista. Gran giallo con una atmósfera de desintegración moral angustiosa. Excelente Dexter, y aún más incluso Celi interpretando a un personaje de muy dudosa ética que sorprende y aturde a la audiencia. Y con un desenlace turbio e inesperado. Un final que deja su marca. Nunca hubiera adivinado quién es el asesino.


"El ojo del laberinto" (1972). Dirección: Mario Caiano.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

“Berberian Sound Studio” de Peter Strickland.

El paso del tiempo no solamente ha consolidado al giallo italiano como o un género, subgénero o variante del cine de terror con una identificada personalidad propia, sino también lo ha situado en la historia del cine en una página que va más allá de su acotación históricamente hablando (el período de 1963 a 1982). Y es que marcó una clara influencia en el cine de género de otros países, entre ellos España, destacando su influjo en el cine de terror norteamericano y sobre todo, dentro del mismo, en el slasher. 


El giallo ha influenciado a numerosas filmografías, que adoptaron los modelos italianos trasladándolos a las realidades sociales y temporales de sus nacionalidades. Él único país, además de Italia, que oficialmente adoptó el género fue España. Mientras el resto de Europa y Hollywood nunca oficialmente abrazaron el giallo, no hay ninguna duda que esto haya tenido una influencia predominante sobre muchos de sus cineastas. Además, el enorme éxito que estas películas tendrían en Europa, llevaría a que directores de otras nacionalidades además de la italiana, como el español León Klimovsky, responsable de “Una Libélula Para Cada Muerto” (1974), o el belga Gus Lee Thys, quien filmaría “The Pencil Murders” (1982), probaran suerte en el género. 

El reinado del cine giallo fue breve pero su influjo ha sido grandioso, hasta el punto de caracterizar y marcar a casi todo el cine de terror americano de los años setenta y prácticamente toda la década de los ochenta y su resonancia es palpable en cineastas como Brian De Palma, Abel Ferrara, John Carpenter o David Cronenberg.


Los que piensen que el género ha muerto están muy equivocados. “Amer” (2009) y “L'étrange couleur des larmes de ton corps”, ambas de Hélène Cattet y Bruno Forzani son puro homenaje a las primeras cintas de Dario Argento. Dos maravillas visuales con un lenguaje visual exagerado y críptico que han sido aclamadas por la crítica y demuestran que el cine contemporáneo puede transmitir emociones a los que no conocen nada del giallo e introducirles en él. Y es que la influencia del giallo en el cine actual sigue siendo poderosa, como se ha visto en "The Neon Demon" de Nicolas Winding Refn, pendiente de estreno en España (para variar).

La británica “Berberian Sound Studio” es un peculiar y diferente homenaje al uso del sonido analógico en el cine y en particular en el giallo. La película de Peter Strickland transcurre en algún momento de la década de los años setenta y tiene como protagonista a Gilderoy (papel interpretado por un magnífico Toby Jones), un introvertido y tímido ingeniero de sonido inglés que aterriza en Italia para trabajar en el sonido de el film "The Equestrian Vorterix", una película con las características del giallo y quizás también con un toque sobrenatural. Gilderoy comienza a notar el ambiente muy poco amigable del estudio y la oscuridad y el misterio que envuelve a sus participantes y colaboradores, que poco a poco lo irá atrapando.


La singularidad de "Berberian Sound Studio" está en la decisión de su realizador de homenajear a un género que se caracteriza por sus imágenes violentas y sangrientas con una película en la que si siquiera se derrama una sola gota de sangre. Los efectos de sonido sobre los que trabaja su protagonista constituyen la violencia en el film, que transcurre casi en su totalidad dentro del estudio de postproducción, por ejemplo cuando apuñala en diversas ocasiones un repollo o decapita unos rabanitos para simular los sonidos de los aterradores asesinatos que suceden en la película ficcional, de la que nunca se ve un solo fotograma. Eso sí, los desagradables pasillos del estudio, así como gritos distantes y sonidos extraños, dan la sensación al espectador de estar en un terrorífico hospital psiquiátrico. Las influencias de Polanski y Lynch, sobre todo de sus primeras etapas, son claras. No obstante "Berberian Sound Studio" es una obra con una personalidad arrolladora.


Además de poner al sonido de las películas en primer plano y mostrarnos la verdadera importancia que tiene en el cine, la cinta tiene un cierto aspecto nostálgico en lo que se refiere a la era del sonido analógico, con sus cintas de grabación y los foley (la técnica con la que se realizan efectos sonoros usando distintos elementos cotidianos).

Hay que destacar la gran banda sonora de Broadcast. Antes fallecer Trish Keenan (en el año 2011 debido a una neumonía), junto con con James Cargill, realizaron la música para esta gran película, en gran medida instrumental. Una creación sonora que además puede disfrutarse independientemente del visionado del filme pues es sobresaliente, como toda la discografía del grupo.

El largometraje supuso la confirmación de Peter Strickland como un gran talento a tener en cuenta. Tras su colaboración con la cantante Björk realizó la magistral "The Duke of Burgundy" (2014). Tanto ésta como "Berberian Sound Studio" se han estrenado este año en nuestro país. Más vale tarde que nunca. Ambas son fascinantes.


“Berberian Sound Studio” (2012). Dirección: Peter Strickland.

viernes, 9 de septiembre de 2016

"Phoenix" de Christian Petzold.

Nina Hoss es una de las mejores actrices del cine actual. Su asociación con Christian Petzold le valió el Oso de Plata a la Mejor Actriz, hace casi una década, por "Yella"(2007) en el Festival de Berlín. Tras "Yella" llegaron "Jerichow" (2008) y "Barbara" (2012), pero sin duda su mejor interpretación en los filmes de Petzold la ha conseguido con la Nelly de "Phoenix", consolidándola como su actriz fetiche y otorgándole uno de los mejores papeles del cine europeo contemporáneo.


La acción se sitúa en una Berlín postbélica, justo después del final de la Segunda Guerra Mundial. Nelly Lenz (Nina Hoss), una cantante alemana judía superviviente de los campos de concentración de Auschwitz, regresa a su Berlín natal con la cara desfigurada debido a un balazo y acompañada por su gran amiga Lene Winter (Nina Kunzendorf), de la Agencia Judía. Nelly pide a un eminente cirujano que le reconstruya el rostro para que sea lo más parecida a como era ante, pero queda irreconocible tras la operación. Recuperada de la misma, comienza a buscar a su marido Johnny (Ronald Zehrfeld), un pianista ario. Quiere volver a ser ella, ya que se siente totalmente vacía, una víctima sin alma. Se mira al espejo y no se reconoce. Camina por un Berlín de 1945, destrozado y desolado, como una muerta viviente.


Encontrará a Johnny, desoyendo los consejos de su amiga, en el club "Phoenix", donde trabaja. Curioso el nombre del club, "fénix", ya que ella intenta ser eso, el ave fénix, pero para resurgir de sus cenizas necesita encontrarse con la única familia que le queda, con su marido. Lo necesita para volver a ser quien era. Pero el reencuentro no es lo que ella esperaba y deberá descubrir si el hombre que ama la traicionó y fue quien la entregó a los nazis.


Petzold ha filmado "Phoenix", su séptimo largometraje y su segundo estrenado en España tras "Barbara", en scope con colores enérgicos específicamente solicitados a su habitual director de fotografía, Hans Fromn. Las influencias son obvias. Rainer W. Fassbinder, Alfred Hitchcock, Fritz Lang, Pedro Almodóvar, Douglas Sirk y George Franju se dan la mano en este gran melodrama. Esta inquietante historia de verdades y mentiras se llena de credibilidad, a pesar de su argumento algo inverosímil y rocambolesco, debido a las grandes interpretaciones de la pareja protagonista, sobre todo con un juego de miradas majestuoso e inflexible.


La película, además, cuenta con uno de los finales más emotivos del cine actual mientras Nina, con su maravillosa voz, interpreta "Speak low" de Kurt Weill. Tan melodramáticamente poderoso que enaltece la cinta de una manera gloriosa.


"Phoenix" (2014). Dirección: Christian Petzold.

domingo, 4 de septiembre de 2016

"El abrazo de la serpiente" de Ciro Guerra.

Dos historias tienen lugar en 1909 y 1940 durante la fiebre del caucho en el Amazonas, ambas protagonizadas por Karamakate, un poderoso chamán amazónico que vive en lo más profundo de la selva y el último superviviente de su tribu. En su viaje con dos científicos, el alemán enfermo de fiebre Theodor Koch-Grünberg (Jan Bijvoet) en año 1909 y el estadounidense Richard Evans Schultes (Brionne Davis) en 1940, buscan el yakruna, una planta sagrada con poderes curativos muy difícil de encontrar y capaz de enseñar a soñar. Cuando Evans aparece treinta y un años más tarde, Karamakate lleva años en total soledad, en al selva pintando rocas y se ha convertido en "chullachaqui", una cáscara vacía de hombre, totalmente privado de emociones y recuerdos. Evans es un etnobotánico norteamericano que anda a la caza de la oculta planta. Karamakate finalmente acompaña a Evans en su búsqueda y juntos emprenden un viaje al corazón de la selva amazónica en el que pasado, presente y futuro se confunden, y donde el chamán poco a poco irá recuperando sus recuerdos perdidos. A lo largo de los viajes tendrán que esquivar a brutales seres como unos misioneros feroces y despiadados o a los colombianos invasores. Pero Evans tiene una tentación muy grande al pensar que la sabiduría debe ser compartida.


La película está ligeramente inspirada en los diarios escritos por estos dos exploradores durante su estancia en la zona amazónica colombiana y se adentra en ella para retratar el encuentro de dos científicos con las comunidades indígenas que allí habitaban. Situándonos en contexto, durante la primera fiebre del caucho, el Amazonas estaba habitados en su mayor parte por etnias indígenas y la aparición de los colonizadores buscando del apreciado caucho en estos territorios provocó un tremendo choque cultural con los nativos que en la gran mayoría de los casos terminaron en torturas, violaciones, pedofilia, esclavitud, latigazos, amputaciones, prostitución a la fuerza, asesinatos y masacres. Un tremendo genocidio en toda regla consentido por los funcionarios de las multinacionales y no denunciado por las autoridades locales que no fueron capaces de defender a los indígenas de su exterminio.


Los exploradores querían aprender sobre la cultura de estas personas, que habían estado viviendo de la misma manera prácticamente desde el Paleolítico. Los etnólogos estaban especialmente interesados ​​en el conocimiento de las plantas y las hierbas, incluyendo las alucinógenas.

"El abrazo de la serpiente" es una impresionante obra de arte coproducción de Colombia, Venezuela y Argentina, dirigida por Ciro Guerra. La película ganó el Premio Art Cinema en la sección Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes del año pasado y fue nominada a Mejor película de habla no inglesa en la edición de los Oscar de este 2016.


El realizador Ciro Guerra nació en Río de Oro, Cesar en 1981 y cursó estudios de cine y televisión en la Universidad Nacional de Colombia. Tras dirigir los cortometrajes "Silencio" (1998) y "Alma" (2000), el documental "Documental siniestro: Jairo Pinilla, cineasta colombiano" (1999) y el corto de animación "Intento" (2001), premiados en multitud de festivales, escribió y dirigió su ópera prima "La sombra del caminante" (2004), que fue seleccionada en festivales como Cannes y Tribeca y ganadora de quince premios. A ella le siguió "Los viajes del viento" (2009) su segundo largometraje. El tercero, "El abrazo de la serpiente" tuvo su estreno mundial en el Festival de Cannes.

Colombia no es precisamente un país conocido por su cine, lo que hace de "El abrazo de la serpiente" una hazaña muy admirable. Debe ser probablemente difícil encauzar un proceso creativo cuando el país ha permanecido durante seis décadas acosado por un conflicto armado. 


Un relato de la exploración y sobre la explotación del Amazonas en dos períodos de tiempo distintos. Todos los personajes son francamente geniales en esta película tan apasionante. Karamakate, en su juventud, está interpretado por el actor amateur indígena Nilbio Torres y Antonio Bolívar Salvador Yangiama da vida al Karamakate crepuscular. Y es que uno de los mayores aciertos de "El abrazo de la serpiente" se produjo cuando Ciro Guerra se introdujo en la espesa selva y descubrió a estos indígenas, raizales del Amazonas y los últimos sobrevivientes de la etnia Ocaina Uitoto, amenazada con desaparecer. Guerra contempló en ellos un gran potencial para desarrollarlos como actores naturales y convertirlos en los protagonistas de la cinta. Y no sabemos cómo se las ingenió pero logran unas cotas interpretativas muy difíciles de conseguir.


En un principio puede llamar la atención la decisión del blanco y negro en un cuento sobre exploraciones amazónicas, pero su motivo está claro, y es que la falta de color permite que la luz y la textura afloren de manera fastuosa. Las influencias del largometraje van desde Werner Herzog a Andréi Tarkovski, el lado más psicodélico de Alejandro Jodorowsky, "Apocalypse Now" (1979)  y por supuesto la literatura de Joseph Conrad. Pero el resultado es único, una cinta de autor con algo de vocación de thriller y aventuras. Una mezcla de sueño psicodélico y road movie por canoa, primero con Theo, después con Evans que se encuentran frente a frente con los fantasmas de un pasado tribal y los horrores de un presente colonialista que conducen a un final de extrema belleza cósmica y expansión absoluta de la mente. Y es que no podemos definir a esta experiencia visual como una simple cinta de aventuras. Nada más lejos de la realidad. 


Algunas personas viajan por el río Amazonas para encontrar el corazón de la oscuridad, otros para hallar la iluminación. Dos exploradores buscan algo diferente. La película puede ser degustada en la fuerza de sus planos y efectos visuales solamente, y es totalmente entendible, pero el diálogo es mucho más que ornamentación y te lleva a embarcarte junto con las almas laberínticas y confusas del nativo y los exploradores. "El abrazo de la serpiente" nos invita a que reflexionemos sobre nuestro lugar en el mundo y en cómo coexistimos. Un momento clave en el largometarje: Karamakate mira hacia abajo a Theodor, enfermo, le anuncia que "la única manera de sanar es aprender a soñar". Realmente no está dirigiendo solamente su sabiduría al explorador, sino a toda la audiencia. Fascinante obra, visualmente impresionante, que nos muestra señales de una infinita belleza. 



"El abrazo de la serpiente" (2015). Dirección: Ciro Guerra.