Las 05:59 horas parecen ser como las 12 de la noche para la Cenicienta. Cuando las campanadas suenan y la muchacha tiene que abandonar a su príncipe para volver a su monótona rutina. Cuando todo puede acabar. Cuando sabremos si Théo y Hugo deciden quedarse juntos o bien seguir cada uno su camino. Y es que de eso se trata, de saber si el dúo sellará su amor a primera vista o todo acabará como el rosario de la Aurora. Las dos opciones son posibles, y Jacques Martineau y Olivier Ducastel son muy astutos y no nos lo muestran hasta la última escena. Y la resolución es algo más que sorprendente. La que parece ser la futura pareja perfecta se enfrenta a una amenaza bastante potente que puede romper en pedazos su porvenir. La inquietud que genera en los espectadores avanza a medida que avanza la trama.
Pero hay mucho más allá en "Théo & Hugo, París 05:59" que una historia de amor. También más allá del contenido sexual de las imágenes de la explosiva primera secuencia en un sex bar (un cuarto oscuro, vamos) donde los realizadores se las apañan de manera muy agraciada e incluso algo onírica para exhibir un enamoramiento en plena orgía. Que nadie se asuste con su comienzo fulminante y explícito ya que todo es pura poesía.
Las imágenes son importantes pero también los diálogos. Son vitales, de hecho. Es una película donde lo que se dice está totalmente equilibrado con lo que se ve. Y ahí está su punto fuerte que salva a la cinta de ser un puro exploit queer. Nada que ver con eso y nada más lejos de la realidad.
La película se rodó en quince días, incluyendo nueve noches, con un presupuesto muy reducido. En el guión original la acción transcurría en 28 días, pero finalmente se optó a que ocurriera en tiempo real. De hecho vamos viendo el reloj hasta que llega a las 05:59 horas durante sus 90 minutos de duración. Vemos una noche de París diferente, colorida a base de neones y muy poco transitada. Quizás de igual que se trate de París, ya que en este caso la ciudad no es un protagonista más. la pareja deambula por ella pero podría tratarse de cualquier otra ciudad. Quien sí tiene un gran protagonismo es el VIH ya que supone el detonante de la trama. El virus irrumpe en la narración y se mantiene hasta que finaliza la obra. Un trabajo muy comprometido, por cierto. Estamos ante uno de los mejores largometrajes románticos del año que no debe pasar desapercibido.
La película se rodó en quince días, incluyendo nueve noches, con un presupuesto muy reducido. En el guión original la acción transcurría en 28 días, pero finalmente se optó a que ocurriera en tiempo real. De hecho vamos viendo el reloj hasta que llega a las 05:59 horas durante sus 90 minutos de duración. Vemos una noche de París diferente, colorida a base de neones y muy poco transitada. Quizás de igual que se trate de París, ya que en este caso la ciudad no es un protagonista más. la pareja deambula por ella pero podría tratarse de cualquier otra ciudad. Quien sí tiene un gran protagonismo es el VIH ya que supone el detonante de la trama. El virus irrumpe en la narración y se mantiene hasta que finaliza la obra. Un trabajo muy comprometido, por cierto. Estamos ante uno de los mejores largometrajes románticos del año que no debe pasar desapercibido.
"Théo & Hugo, París 05:59" (2016). Dirección: Jacques Martineau y Olivier Ducastel.