sábado, 9 de julio de 2016

Miradas: "Una mujer bajo la influencia" de John Cassavetes.

"Nunca diré que lo que hago es entretenimiento. Es investigación, exploración. Es hacerse una pregunta tras otra: ¿cuánto eres capaz de sentir?, ¿cuánto sabes?, ¿eres consciente de tal cosa?, ¿puedes manejar tal otra? Una buena película te planteará interrogantes que nadie te ha planteado antes, sobre cada día de tu vida(…) Una película es una investigación sobre la vida, sobre lo que somos (…) Me gusta ver cómo la gente se engaña a sí misma, no cómo engañan a otros. Mi cine hace perder a los personajes sus ilusiones, romper sus defensas. Hace que se descubran a sí mismos."


John Cassavetes es el más importante de los cineastas independientes americanos y precursor del cinema verité. Está considerado como uno de los pioneros de esta independencia que surgió como reacción contra el cine tradicional que se estaba haciendo en Hollywood, y del comité de Actividades Antiamericanas que fue promovido por el senador Joseph McCarthy entre 1947 y 1953. Su "Shadows" (1959), rodada en 16 mm y con un bajísimo presupuesto e implicación de todo el equipo en situaciones no forzadas, llegó a Estados Unidos al mismo tiempo que la Nouvelle Vague francesa y el Free cinema inglés y ofreció una libertad similar en América frente a la formalidad de las producciones de estudio, pero captando la espontaneidad de la vida que sucede en un momento determinado. El hecho de que el director trabajara con muy poco presupuesto, que no estuviera controlado por los grandes estudios, el rodaje totalmente en escenarios naturales, la improvisación de los actores frente a las escuelas de interpretación ("siempre he podido trabajar con cualquiera que no deseara éxito") o la forma con la que trataba ciertos temas sociales hicieron del largometraje un patrón a seguir por los nuevos cineastas independientes norteamericanos.



(John Cassavetes)

Cassavetes es uno de los pocos directores modernos con cuyas tomas, escenas, secuencias, personajes y diálogos de toda logramos identificar de manera instantánea a su creador. Esto sucede incluso al visionar unos pocos segundos de cualquiera de sus largometrajes. Son cintas donde el silencio no suele estar presente. Sus personajes cuentan sus vidas, dialogan, cantan, hablan, sufren, luchan, acusan. Pero ojo cómo lo hacen. Siempre buscó en todos sus largometrajes localizar la esencia de las relaciones humanas una vez despojadas estas de los ritos sociales que atan y mecanizan a las personas. "Nunca nada es tan claro como se ve en el cine. La mayoría de las personas no saben lo que desean o lo que sienten. Solamente en las películas se sabe bien cuáles son los problemas y cómo resolverlos."

Realmente, Cassavetes lo que exactamente filmaba eran estados de ánimo. Su filmografía está llena de atmósferas, buscando los sentimientos y las almas de los personajes: "necesito que los personajes analicen en serio qué es el amor, que lo maten, que lo destruyan, que se hagan daño".


"Una mujer bajo la influencia" narra la historia de una ama de casa de clase media-baja, madre de tres hijos, la cual no consigue adaptarse a las normas sociales y sufre una gran inestabilidad emocional debido a que intenta ser la madre perfecta y la esposa perfecta. Nick (Peter Falk) tiene que cargar con la responsabilidad de cuidar a su mujer, Mabel (Gena Rowlands, esposa de Cassavetes). Para ello lucha sin descanso para intentar mantener un ambiente de normalidad a pesar del anómalo comportamiento de su esposa, sin embargo, llega un momento en el que la situación afecta a sus hijos, de modo que no tendrá más remedio que tomar ciertas medidas. 


Cassavetes vuelve a plasmar en este clásico, con incomparable y extraordinario vigor, el retrato y la sensibilidad de una figura femenina, en este caso un ama de casa inestable e insegura con continuos cambios de humor que su marido, un trabajador que intenta comprenderla, se enfrenta a un grave problema ya que los interpreta como próximos a la locura. Esto le supera y se ve incapaz de resolverlo.


La rutina asfixia al personaje de Rowlands hasta extremos cercanos a la enfermedad. Pero Mabel, con un comportamiento errático y extravagante, realmente no sufre enajenación mental. Mabel no está loca pero su entorno percibe que sí. Es un espíritu libre pero frustrado por no poder expresarse tal y como es lo cual le produce altibajos emocionales muy marcados. Ama a sus hijos y adora a su marido, pero de una manera muy especial pues siempre se siente con la obligación de ser buena madre y esposa. Las convicciones sociales desembocan en un comportamiento atípico que Cassavetes refleja con su cámara a la perfección. Sufrimos por ella, nos metemos en su piel de una manera bestial. Una experiencia realmente conmocionante. Todo el largometraje es como una gran ventana al alma humana la cual contemplamos y no podemos quedarnos indiferentes. Es raro no sentirnos sumergidos en el mundo de Mabel cuando contemplamos la película. 

El talento de Rowlands es incuestionable, pero los métodos de su marido, que incluso cuestionaba su relación para conseguir ciertos registros, logran la perfección interpretativa. El personaje de Nick (estereotipo de machista) en ocasiones es algo violento. Hay una escena en la que sus hijos lo agarran por temor a que pegue a su mujer. No obstante queda reflejada la compasión de Cassavetes ante los personajes más oscuros.


El realizador se negaba a dar instrucciones concretas a los actores, la mayoría no profesionales e incluso amigos para lograr un buen ambiente de comunión, y estos nunca sabían cuándo estaba rodando y cuándo no lo hacía, dado su recelo a cortar las larguísimas tomas para mostrar más realismo. No le importaba si alguien salía de plano o quedaba fuera de foco. Todo era bueno en la interpretación para lograr una continuidad inigualable. Cassavetes no miraba a los actores como peones sino como compinches y socios. Eso le hizo ser un gran director de actores.


La mayor película de Cassavetes, con unas interpretaciones excelentes tanto de Gena Rowlands, uno de los mejores papeles femeninos de la historia del cine, como de Peter Falk. El realizador John Cameron Mitchell afirmó que era la película que cambió su vida y la interpretación de Gena la mejor que había visto en una película. Obra imprescindible para entender la esencia del cine.


"Una mujer bajo la influencia" (1974). Dirección: John Cassavetes.

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