miércoles, 19 de octubre de 2016

"La doncella" de Park Chan-wook.

El público de Sitges, el Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya, escogió como favorita a "La doncella", la adaptación cinematográfica del brillante realizador surcoreano Park Chan-wook de la novela negra "Fingersmith" de la escritora británica Sarah Waters. Ambientada en la Corea de los años treinta del siglo pasado, la película ya había conquistado a crítica y público durante su paso por el Festival de Cannes de este año.


La primera parte de la película es la más fiel a la novela original. Está narrada por Nam Sook-hee (Kim Tae-ri), una joven huérfana criada como una ladrona callejera por un traficante de personas en las fechas posteriores a la ocupación japonesa de Corea. Un buscador de oro coreano (Ha Jung-woo), haciéndose pasar por el japonés Fujiwara le saca de su pobreza para ayudarle en un atrevido y oscuro plan de seducción de Hideko (Kim Min-ji), una heredera japonesa que vive bajo la tutela de su sádico tío coreano Kouzuki (Cho Jin-Woong). El plan es que Fujiwara seduzca a Hideko, se fuguen juntos para poder huir de su tío controlador, casarse, y a partir de ahí encerrarla en un psiquiátrico para quedarse con su herencia.


A partir de aquí no sabemos por qué caminos nos puede llevar la trama. La visita de Nam Sook-hee a la hacienda de Hideko bien parece que todo lo vaya a transformar en una cinta de terror gótico, sabiendo la historia del fantasma de la tía. La segunda parte comienza con un giro brutal donde la narradora pasa a ser Hideko y nos lleva a su infancia donde su tío tuvo un papel fundamental y también el sadomasoquismo. Finalmente en la última parte se focaliza en la situación de Fujiwara. Y hasta aquí podemos contar. Es mejor no conocer nada más de su argumento pues las sorpresas son mayúsculas.

Exquisitamente diseñado al milímetro y sexualmente muy liberador, se trata de un thriller muy entretenido que tiene tonos de "Luz que agoniza" (1940), "Rebeca" (1940), "Las diabólicas" (1955) y de las reciente "Perdida" (2014) y "The Duke of Burgundy" (2014) aunque con una tonalidad mucho menos gris que todas ellas. Su dirección artística es preciosa. Un diseño espectacular que produce unos efectos en el espectador hipnotizantes e intoxicantes. La misteriosa mansión gótica donde vive Hideko incluso nos lleva a "La cumbre escarlata" (2015) de Guillermo del Toro (el interior de la mansión, diseñada por Ryu Seong-hee, está decorado con un brillante estilo británico-japonés). Los valores de producción son sensacionales, incluso comparados con las cintas de primera línea de Corea del Sur. La exuberancia decorativa es asombrosa, a la que acompañan una cuidadísima fotografía y una planificación ejemplar.


Este thriller erótico del aclamado director surcoreano da prioridad a la sexualidad femenina. Incluso se podría calificar a la cinta de feminista ya que las protagonistas intentan salir de una sociedad dominada por los hombres. Resulta realmente fascinante la manera que tiene el realizador de "Old boy" (2003) de tratar la sexualidad en la cinta. La masculina resulta grotesca e incluso incómoda si la comparamos con el erotismo que generan las protagonistas del largometraje. El conde resulta incómodo e irritante para las mujeres, más que el sonido de una gota de agua mientras intentamos conciliar el sueño. Es desagradable y repulsivo para ellas. El tío es un chalado bastante sádico que obliga a su sobrina a realizar lecturas depravadas para una audiencia masculina, para unos voyeurs sombríos muy poco deseados. Los hombres no parecen comprender lo que estas mujeres quieren en realidad. Así pues, la pareja explora su cuerpo como motivo de liberación de la opresión que sufren. Y es que la tensión sexual entre ellas hierve a fuego lento.


Dividida en las tres citadas partes, contadas desde diferentes puntos de vista durante 145 minutos (quizás algo excesivos pero el cine surcoreano de género ya sabemos que no se queda corto en el montaje), la trama se mueve como una víbora y contiene una serie de giros escabrosos donde el realizador reproduce algunas escenas desde una nueva perspectiva. Esto ayuda al espectador a entender absolutamente todo lo que pasa, pero quizás es excesivo ya que sin ellas igualmente queda bastante claro. Lo cual no quiere decir que en ningún momento sea una película aburrida. La composición de estos planos, sumados a su asombrosa dirección artística, hace que la visualización de estos recursos resulte de lo más entretenido. El juego consiste en averiguar a dónde nos conducirán los giros de la trama y las revelaciones son de vértigo. Hay más en los personajes de lo que parece a simple vista ya que todos traman algo. Estos giros argumentales son tremendos, eso sí, desafiando al espectador de forma abrumadora. Puede que el último resulte algo previsible, pero el primero está al nivel de "Perdida" (2014).

Las expectativas se cumplen plenamente con este largometraje y recuperan al mejor y gran  Park Chan-wook tras la decepcionante "Stoker" (2013), que supuso un paso atrás en su carrera después de haber entregado su mejor obra hasta la fecha, la vampírica "Thirst" (2009).


"La doncella" (2016). Dirección: Park Chan-wook.

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