viernes, 23 de diciembre de 2016

"The Neon Demon" de Nicolas Winding Refn.

Ha hecho bastante ruido. ¿Poesía o infamia? ¿Belleza o atrocidad? La aparición de la nueva película de Nicolas Winding Refn no ha dejado indiferente a la nadie. Las opiniones se han polarizado completamente en los dos extremos de la escala. Para unos, la obra es densa, innovadora, bien argumentada, coherente con el estilo del realizador, contenedora de un encanto visual tremendo y demoledor. Otros, en el polo opuesto, piensan que el danés ha dado un paso abismal hacia el vacío aportando un trabajo presuntuoso, frívolo, opaco, fijándose en cambios muy concretos que le llevan a un puro narcisismo estético.


Así pues, ¿quién tiene razón? ¿Quien expone la profundidad de su mensaje simbólico o quien expresa de forma vehemente su desacuerdo manifestando una egolatría gigantesca que solamente satura con su recargada iluminación? ¿Puede que ambos bandos estén en lo cierto?

"The Neon Demon" es un largometraje complejo y es un error juzgarlo como un mero artilugio estético. Detrás de una temática tan simple y universal como es la belleza como ideal inalcanzable plenamente, el culto total al cuerpo y la obsesión por el inapelable paso del tiempo (que tan bien delineó Oscar Wilde en su única novela, "El retrato de Dorian Gray"), Winding Refn pretende invitarnos a la reflexión con un colorido arte grotesco y pesadillesco. 


Bien es cierto que se trata de un trabajo egocéntrico que pretende en todo momento incomodar al espectador. Pero ese su objetivo. No dejarlo indiferente. Y lo hace sin apartarse de su lado autoral pues en cada plano reconocemos su firma.

El director ha escogido el mundo de la moda (su intención era hacer una historia de terror acerca de la belleza) para mostrarnos con sus hipnóticas imágenes una realidad donde el ser humano ha sido engullido por la ambición que podría trasladarse a cualquier otro empleo o universo. El trabajo es un mundo hostil donde en ocasiones se premian valores no muy éticos. Cualquier elemento novedoso supone una amenaza para algunos miembros de la plantilla que son capaces de asolar a las frescas incorporaciones aptas para desarrollar sus quehaceres. Ojito también con estos nuevos empleados que vienen pisando fuerte y no son menos peligrosos. Así pues, los entornos empresariales se convierten en una especie de guerra civil donde todo vale. ¿Quién no ha vivido alguna vez una situación así? La atención está puesta en el mundo de las maniquís, pero podrían tratarse de jornaleros de diferentes ámbitos, sobre todo creativos y artísticos. La historia de Jesse en Los Ángeles bien podría ser la de una principiante actriz en Madrid o en cualquier otra parte. Sus rivales, jóvenes pero ya veteranas, la ven como el enemigo a batir y pondrán todo su empeño en conseguirlo.


A partir de esta premisa la locura visual y narrativa comienza con un soberbio ejercicio de cámara (o más bien fotografía). El principal problema es que "The Neon Demon" no consigue superar en ningún momento a sus referentes. Ni a "Suspiria" (1977) de Dario Argento, ni a "El valle de los placeres" (1967) de Russ Meyer, ni a "La matanza de texas" (1974) de Tobe Hooper por citar los más obvios. Pero hay más. Obras de John Peyser, Paul Morrissey, Alejandro Jodorwsky, Donald G Jackson y Jerry Younkins, Gaspar Noé, Andy Milligan, Billy Wilder, David Lynch, Roman Polanski, Paul Verhoeven y Mario Bava se unen en un collage cuyo resultado final no logra sobrepasar a ninguna de sus piezas individuales. No obstante el acabado tiene mérito y si en "Solo Dios perdona" (2013) maquinaba con un complot argumentativo, aquí descubrimos una parábola que huye de la abstracción, a pesar de sus excesos, logrando un relato más que digno no muy difícil de descifrar. Y es que a partir de la escena en que una de las celosas modelos "veteranas" muerde a la debutante ya observamos que esta última se va a encontrar con siniestras adversidades en su camino a la fama. 

Aunque el verdadero terror se consigue a base de atmósferas, a pesar de que estas contienen notables estridencias. Las escenas más explícitas no se extienden como lo hacían en "Suspiria" (donde un de los asesinato duraba como diez minutos). Al gran trabajo de fotografía se le unen unas interpretaciones muy frías e inexpresivas totalmente impuestas pero muy conseguidas y nada distantes. Y la banda sonora de Cliff Martínez de nuevo es disfrutable tanto dentro como fuera de la trama, tanto como sustentáculo ambiental como para escucharla tranquilamente en casa. La canción final de Sia en esos maravillosos créditos que suponen un enigma a descodificar quizás sea una de sus mejores composiciones. En resumen, una creación sólida, disfrutable, sin llegar a ser la obra maestra que muchos avalan pero tampoco es únicamente un ejercicio puramente visual.


No podemos considerar a "The Neon Demon" como una obra menor de Nicolas Winding Refn, ni muchísimo menos, a pesar de que no supone para el creador una evolución. Aunque echando vista atrás a su ya dilatada filmografía, si queremos visualizar una creación virtuosa y desconcertada, con una puesta en escena colosal, cabe recomendar ese gran logro que fue "Valhalla Rising" (2009), probablemente su mejor trabajo como autor. Pero esta potente creación es importante porque habla de la sociedad actual y cuestiona no solamente lo que entendemos por belleza, sino también lo que entendemos por ambición. Lo hace de manera muy sofisticada y quizás para muchos muy superficial, pero lo hace (y es enorme la habilidad con la que Winding Refn convierte algo frívolo en algo reflexivo). Se ha hecho en el momento en que se tenía que hacer y refleja el mundo de ese (este) momento. Muy duro.


"The Neon Demon" (2016). Dirección: Nicolas Winding Refn.

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