miércoles, 18 de mayo de 2016

"Black coal" de Diao Yinan.

La reacción de la crítica cuando “Black Coal” ganó el Oso de Oro en el Festival de Berlín no fue unánime. Algunos se vieron seducidos de una manera magnética por el enigmático vigor de esta misteriosa película, mientras que otros reprocharon que era una cinta meramente estética con una trama cercana al “Zodiac” (2007) de David Fincher. Bien es cierto que muchos consideraron que la última parte de la narración no estaba a la altura de obras similares como la citada del realizador de Denver o “Memories of murder” (2003) de Bong Joon-ho, ya que la después de la ingeniosa resolución del caso la narrativa les pareció que se desinflaba, pero la realidad es que sí que se trata de un gran trabajo de estilizado neo-noir digno de visualizar donde descifrar el quién y el porqué pasa a un lado secundario si te sumerges en la oscuridad de esta gran película, sensacional evocación de la noche de neón y la ciudad.

La historia comienza en 1999, cuando una mano sin cuerpo se localiza mezclada con el carbón en una cinta transportadora industrial. El misterio de este asesinato se extiende por la mitad de una década. Un policía divorciado llamado Zhang (Liao Fan) persigue las pistas disponibles y pronto se realiza un arresto monumentalmente fallido en un salón de belleza, antes de que avancemos rápidamente cinco años en el tiempo hasta, 2004 en una sola toma magistral que viaja a través de un paso subterráneo cubierto de nieve. Un ejercicio de travelling grandioso. Una escena que debería ser ejemplo de cómo realizar una espléndida elipsis temporal.


Zhang ahora trabaja como guardia de seguridad de la fábrica de carbón. Pero partes de cuerpos todavía se están acumulando, algunas de ellas con patines de hielo, y todas las víctimas parecen estar conectadas a una empleada de lavandería viuda de ojos tristes (Gwei Lun-Mei) con quien se obsesionará Zhang y comenzará a seguirla.


Hay ciertos indicios de “Vértigo” (1958) de Alfred Hitchcock, en la relación entre los protagonistas, que sufre numerosos giros melancólicos. La película sigue un ritmo imperturbable, invariable, que nos lleva hacia una conclusión brillante, aunque los aficionados a las películas de misterio lograrán desentrañar la clave con facilidad. El director de arte Liu Qiang mejora el estado de ánimo de la desesperación de la clase trabajadora con una serie de locales de mala muerte maravillosamente iluminados (el rojo predomina en toda la cinta), comisarías y otros escenarios.

Esta gran obra refleja como en ocasiones y para muchos las vidas humanas son tan prescindibles como los recursos naturales. “Black Coal” deja un sabor agridulce. Un buen sabor de boca al haber contemplado un ejercicio de cine realmente deslumbrante y un mal sabor al ser conscientes de la realidad de un país como China. Estamos ante un noir con aires de clásico, sofisticado, con un humor irónico marca de las películas orientales de este género. Una cinta pesimista con una extraña atmósfera y con cierto eco a la estética de David Lynch (otra brillante escena, la de la mujer en la bañera podría estar sacada de “Terciopelo Azul”). Pero la película también lidia con grandes temas universales como el amor y la traición y da rienda suelta a un lado desesperadamente humano muy  conmovedor sin ser llegar a ser sentimental.


"Black Coal" (2014). Dirección: Diao Yinan. 

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