domingo, 4 de septiembre de 2016

"El abrazo de la serpiente" de Ciro Guerra.

Dos historias tienen lugar en 1909 y 1940 durante la fiebre del caucho en el Amazonas, ambas protagonizadas por Karamakate, un poderoso chamán amazónico que vive en lo más profundo de la selva y el último superviviente de su tribu. En su viaje con dos científicos, el alemán enfermo de fiebre Theodor Koch-Grünberg (Jan Bijvoet) en año 1909 y el estadounidense Richard Evans Schultes (Brionne Davis) en 1940, buscan el yakruna, una planta sagrada con poderes curativos muy difícil de encontrar y capaz de enseñar a soñar. Cuando Evans aparece treinta y un años más tarde, Karamakate lleva años en total soledad, en al selva pintando rocas y se ha convertido en "chullachaqui", una cáscara vacía de hombre, totalmente privado de emociones y recuerdos. Evans es un etnobotánico norteamericano que anda a la caza de la oculta planta. Karamakate finalmente acompaña a Evans en su búsqueda y juntos emprenden un viaje al corazón de la selva amazónica en el que pasado, presente y futuro se confunden, y donde el chamán poco a poco irá recuperando sus recuerdos perdidos. A lo largo de los viajes tendrán que esquivar a brutales seres como unos misioneros feroces y despiadados o a los colombianos invasores. Pero Evans tiene una tentación muy grande al pensar que la sabiduría debe ser compartida.


La película está ligeramente inspirada en los diarios escritos por estos dos exploradores durante su estancia en la zona amazónica colombiana y se adentra en ella para retratar el encuentro de dos científicos con las comunidades indígenas que allí habitaban. Situándonos en contexto, durante la primera fiebre del caucho, el Amazonas estaba habitados en su mayor parte por etnias indígenas y la aparición de los colonizadores buscando del apreciado caucho en estos territorios provocó un tremendo choque cultural con los nativos que en la gran mayoría de los casos terminaron en torturas, violaciones, pedofilia, esclavitud, latigazos, amputaciones, prostitución a la fuerza, asesinatos y masacres. Un tremendo genocidio en toda regla consentido por los funcionarios de las multinacionales y no denunciado por las autoridades locales que no fueron capaces de defender a los indígenas de su exterminio.


Los exploradores querían aprender sobre la cultura de estas personas, que habían estado viviendo de la misma manera prácticamente desde el Paleolítico. Los etnólogos estaban especialmente interesados ​​en el conocimiento de las plantas y las hierbas, incluyendo las alucinógenas.

"El abrazo de la serpiente" es una impresionante obra de arte coproducción de Colombia, Venezuela y Argentina, dirigida por Ciro Guerra. La película ganó el Premio Art Cinema en la sección Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes del año pasado y fue nominada a Mejor película de habla no inglesa en la edición de los Oscar de este 2016.


El realizador Ciro Guerra nació en Río de Oro, Cesar en 1981 y cursó estudios de cine y televisión en la Universidad Nacional de Colombia. Tras dirigir los cortometrajes "Silencio" (1998) y "Alma" (2000), el documental "Documental siniestro: Jairo Pinilla, cineasta colombiano" (1999) y el corto de animación "Intento" (2001), premiados en multitud de festivales, escribió y dirigió su ópera prima "La sombra del caminante" (2004), que fue seleccionada en festivales como Cannes y Tribeca y ganadora de quince premios. A ella le siguió "Los viajes del viento" (2009) su segundo largometraje. El tercero, "El abrazo de la serpiente" tuvo su estreno mundial en el Festival de Cannes.

Colombia no es precisamente un país conocido por su cine, lo que hace de "El abrazo de la serpiente" una hazaña muy admirable. Debe ser probablemente difícil encauzar un proceso creativo cuando el país ha permanecido durante seis décadas acosado por un conflicto armado. 


Un relato de la exploración y sobre la explotación del Amazonas en dos períodos de tiempo distintos. Todos los personajes son francamente geniales en esta película tan apasionante. Karamakate, en su juventud, está interpretado por el actor amateur indígena Nilbio Torres y Antonio Bolívar Salvador Yangiama da vida al Karamakate crepuscular. Y es que uno de los mayores aciertos de "El abrazo de la serpiente" se produjo cuando Ciro Guerra se introdujo en la espesa selva y descubrió a estos indígenas, raizales del Amazonas y los últimos sobrevivientes de la etnia Ocaina Uitoto, amenazada con desaparecer. Guerra contempló en ellos un gran potencial para desarrollarlos como actores naturales y convertirlos en los protagonistas de la cinta. Y no sabemos cómo se las ingenió pero logran unas cotas interpretativas muy difíciles de conseguir.


En un principio puede llamar la atención la decisión del blanco y negro en un cuento sobre exploraciones amazónicas, pero su motivo está claro, y es que la falta de color permite que la luz y la textura afloren de manera fastuosa. Las influencias del largometraje van desde Werner Herzog a Andréi Tarkovski, el lado más psicodélico de Alejandro Jodorowsky, "Apocalypse Now" (1979)  y por supuesto la literatura de Joseph Conrad. Pero el resultado es único, una cinta de autor con algo de vocación de thriller y aventuras. Una mezcla de sueño psicodélico y road movie por canoa, primero con Theo, después con Evans que se encuentran frente a frente con los fantasmas de un pasado tribal y los horrores de un presente colonialista que conducen a un final de extrema belleza cósmica y expansión absoluta de la mente. Y es que no podemos definir a esta experiencia visual como una simple cinta de aventuras. Nada más lejos de la realidad. 


Algunas personas viajan por el río Amazonas para encontrar el corazón de la oscuridad, otros para hallar la iluminación. Dos exploradores buscan algo diferente. La película puede ser degustada en la fuerza de sus planos y efectos visuales solamente, y es totalmente entendible, pero el diálogo es mucho más que ornamentación y te lleva a embarcarte junto con las almas laberínticas y confusas del nativo y los exploradores. "El abrazo de la serpiente" nos invita a que reflexionemos sobre nuestro lugar en el mundo y en cómo coexistimos. Un momento clave en el largometarje: Karamakate mira hacia abajo a Theodor, enfermo, le anuncia que "la única manera de sanar es aprender a soñar". Realmente no está dirigiendo solamente su sabiduría al explorador, sino a toda la audiencia. Fascinante obra, visualmente impresionante, que nos muestra señales de una infinita belleza. 



"El abrazo de la serpiente" (2015). Dirección: Ciro Guerra.


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