miércoles, 14 de septiembre de 2016

“Berberian Sound Studio” de Peter Strickland.

El paso del tiempo no solamente ha consolidado al giallo italiano como o un género, subgénero o variante del cine de terror con una identificada personalidad propia, sino también lo ha situado en la historia del cine en una página que va más allá de su acotación históricamente hablando (el período de 1963 a 1982). Y es que marcó una clara influencia en el cine de género de otros países, entre ellos España, destacando su influjo en el cine de terror norteamericano y sobre todo, dentro del mismo, en el slasher. 


El giallo ha influenciado a numerosas filmografías, que adoptaron los modelos italianos trasladándolos a las realidades sociales y temporales de sus nacionalidades. Él único país, además de Italia, que oficialmente adoptó el género fue España. Mientras el resto de Europa y Hollywood nunca oficialmente abrazaron el giallo, no hay ninguna duda que esto haya tenido una influencia predominante sobre muchos de sus cineastas. Además, el enorme éxito que estas películas tendrían en Europa, llevaría a que directores de otras nacionalidades además de la italiana, como el español León Klimovsky, responsable de “Una Libélula Para Cada Muerto” (1974), o el belga Gus Lee Thys, quien filmaría “The Pencil Murders” (1982), probaran suerte en el género. 

El reinado del cine giallo fue breve pero su influjo ha sido grandioso, hasta el punto de caracterizar y marcar a casi todo el cine de terror americano de los años setenta y prácticamente toda la década de los ochenta y su resonancia es palpable en cineastas como Brian De Palma, Abel Ferrara, John Carpenter o David Cronenberg.


Los que piensen que el género ha muerto están muy equivocados. “Amer” (2009) y “L'étrange couleur des larmes de ton corps”, ambas de Hélène Cattet y Bruno Forzani son puro homenaje a las primeras cintas de Dario Argento. Dos maravillas visuales con un lenguaje visual exagerado y críptico que han sido aclamadas por la crítica y demuestran que el cine contemporáneo puede transmitir emociones a los que no conocen nada del giallo e introducirles en él. Y es que la influencia del giallo en el cine actual sigue siendo poderosa, como se ha visto en "The Neon Demon" de Nicolas Winding Refn, pendiente de estreno en España (para variar).

La británica “Berberian Sound Studio” es un peculiar y diferente homenaje al uso del sonido analógico en el cine y en particular en el giallo. La película de Peter Strickland transcurre en algún momento de la década de los años setenta y tiene como protagonista a Gilderoy (papel interpretado por un magnífico Toby Jones), un introvertido y tímido ingeniero de sonido inglés que aterriza en Italia para trabajar en el sonido de el film "The Equestrian Vorterix", una película con las características del giallo y quizás también con un toque sobrenatural. Gilderoy comienza a notar el ambiente muy poco amigable del estudio y la oscuridad y el misterio que envuelve a sus participantes y colaboradores, que poco a poco lo irá atrapando.


La singularidad de "Berberian Sound Studio" está en la decisión de su realizador de homenajear a un género que se caracteriza por sus imágenes violentas y sangrientas con una película en la que si siquiera se derrama una sola gota de sangre. Los efectos de sonido sobre los que trabaja su protagonista constituyen la violencia en el film, que transcurre casi en su totalidad dentro del estudio de postproducción, por ejemplo cuando apuñala en diversas ocasiones un repollo o decapita unos rabanitos para simular los sonidos de los aterradores asesinatos que suceden en la película ficcional, de la que nunca se ve un solo fotograma. Eso sí, los desagradables pasillos del estudio, así como gritos distantes y sonidos extraños, dan la sensación al espectador de estar en un terrorífico hospital psiquiátrico. Las influencias de Polanski y Lynch, sobre todo de sus primeras etapas, son claras. No obstante "Berberian Sound Studio" es una obra con una personalidad arrolladora.


Además de poner al sonido de las películas en primer plano y mostrarnos la verdadera importancia que tiene en el cine, la cinta tiene un cierto aspecto nostálgico en lo que se refiere a la era del sonido analógico, con sus cintas de grabación y los foley (la técnica con la que se realizan efectos sonoros usando distintos elementos cotidianos).

Hay que destacar la gran banda sonora de Broadcast. Antes fallecer Trish Keenan (en el año 2011 debido a una neumonía), junto con con James Cargill, realizaron la música para esta gran película, en gran medida instrumental. Una creación sonora que además puede disfrutarse independientemente del visionado del filme pues es sobresaliente, como toda la discografía del grupo.

El largometraje supuso la confirmación de Peter Strickland como un gran talento a tener en cuenta. Tras su colaboración con la cantante Björk realizó la magistral "The Duke of Burgundy" (2014). Tanto ésta como "Berberian Sound Studio" se han estrenado este año en nuestro país. Más vale tarde que nunca. Ambas son fascinantes.


“Berberian Sound Studio” (2012). Dirección: Peter Strickland.

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