martes, 14 de junio de 2016

Miradas: "Out of the blue" de Dennis Hopper.

Considerada por Roger Ebert una obra maestra. Nominada en el festival de Cannes (donde se recibió con alabanzas y su protagonista sonó como favorita al premio a mejor actriz). El crítico Jonathan Rosenbaum la incluyó en una de las quince mejores películas de los años ochenta. Prohibida en UK hasta 1987. Injustamente fracasó en taquilla lo cual la hizo directamente una película de culto. 


El filme supone una reivindicación total de Dennis Hopper, donde el espíritu indie de John Cassavetes está presente en cada una de sus escenas. Una manera de rodar y una planificación brillantes en una película totalmente diferente a cualquier cosa que se haya visto en el mundo del cine. A pesar de que todavía nos preguntamos qué demonios estaría pensando Hopper cuando la realizó, el filme contiene algunos de los mejores momentos de la historia del celuloide. Tal cual.

Puro nihilismo punk que no necesita de su música como banda sonora para reflexionar sobre su generación. Se centra en la triste historia familiar de Cebe, una joven rebelde y problemática, interpretada por Linda Manz, interesada ​​sólo en Elvis Presley y la música punk, así como su ex-convicto padre Don Barnes (Dennis Hopper), y su muy nerviosa madre Kathy (Sharon Farrell). Dos progenitores totalmente a la deriva. El padre, según Dennis Hopper, "es en lo que se habría convertido el personaje de Easy Rider diez años más tarde". 


Cebe, de quince años, incorregible, segura, va en coche con su borracho padre cuando este mata en un accidente a todos los pasajeros de un autobús lleno de niños vestidos (irónicamente) con disfraces de Halloween. A partir de aquí Cebe no es capaz de divisar la línea que separa la postura punk del peligro real y solamente le interesa escuchar a Elvis y a los Sex Pistols. Su drogadicta madre, que no se corta un pelo a la hora de coquetear con su jefe, se queda al cuidado de ella hasta que su padre sale de la cárcel en una celebración hipnótica digna de presenciar. Con el padre fuera de la prisión las borracheras y el sexo sórdido aumentan al igual que lo hace la disfunción familiar pues sus padres descargan sobre ella toda su frustración. El personaje de Hopper no muestra ningún remordimiento por el accidente que le llevó a la cárcel (en un momento dado incluso tiene una pelea con el padre de una de sus víctimas), ni tampoco ningún esfuerzo para mejorarse a sí mismo después de la liberación. Se emborracha en cada oportunidad, pierde su empleo en un vertedero, y abusa de su esposa.


Aunque la escena de las gaviotas en el vertedero es probablemente el momento más memorable de la película y una de las mejores secuencias de la época, en la que la furia de Hopper está presente en cada uno de los fotogramas. 

Fue la primera película que Hopper dirigió desde “The last movie” (1971) y reemplazó en el último minuto al guionista Leonard Yakir, que se iba a encargar de la realización. Estar detrás de la cámara después de tantos años logra que Hopper realice un trabajo fascinante, inigualable, tierno en algunos momentos y absolutamente desgarrador. También invita a que el espectador reflexione sobre el horror que sucede a esta familia.


Un rodaje que, por lo visto, fue un auténtico desmadre, donde las drogas iban y venían al mismo ritmo acelerado con el que se tuvo que rodar "Out of the blue". La película fue realizada en Vancouver y varios iconos de la ciudad aparecen en ella, incluyendo a The Pointed Sticks, una de las principales bandas de punk locales de la época. 

A los ocho días de rodaje el productor Paul Lewis se dio cuenta de que el material filmado hasta la fecha era totalmente inutilizable. Hopper se comprometió a rodarla en un tiempo límite, se centró más en el personaje de Cebe (hasta el punto de que se volvió a escribir la historia completa durante un fin de semana) y le preguntó a su amigo Neil Young por un par de canciones de su último disco. Y es que el título del largometraje está tomado de la canción "My My, Hey Hey (Out of the Blue)". La (mejor) canción de Neil Young, que desgraciadamente años después se haría popular de nuevo por un motivo desagradable como fue el suicidio de Kurt Cobain (parte de su letra figuraba en su nota de suicidio: “es mejor quemarse que desvanecerse”), suena a lo largo de la cinta de manera totalmente enfermiza. 


Supuso uno de los últimos papeles de Raymond Burr (quien interpreta a un terapeuta designado por el tribunal para tutelar a Cebe), canadiense como la película (más tarde renunció a su nacionalidad) y amigo (solamente amigo a pesar de los rumores, pues era homosexual) de Natilie Wood como lo era Hopper. Uno de los papeles principales tenía que recaer sobre Burr, que quedó relegado a segundo plano en la apresurada revisón del guión. La leyenda sostiene que Burr no sabía que no era la estrella de la película hasta que lo vio más tarde en la post-producción, tal vez en la proyección de Cannes.

Linda Marz, suprema y fascinante, con apenas 18 años venía de coprotagonizar “Días de cielo” nada más y nada menos que a las órdenes de Terrence Malick. Una actriz de 147 centímetros, extrañamente aterradora pero con una rara belleza femenina al mismo tiempo, con cicatrices y con cierto carácter áspero que la hacían única. Tuvo una infancia muy difícil que se ve reflejada en “Out of the blue” ya que su padre abandonó el hogar cuando ella tenía dos años y tuvo una niñez dura en Nueva York, según los asistentes sociales que la atendieron. No tardaría mucho en retirarse para volver al cine en 1997 de la mano de Harmnoy Korine en “Gummo” en el que interpretaba a la madre de uno de los personajes principales. A pesar de su escasa filmografía, todos sus papeles han sido alabados por la crítica.


El resto de actores al margen de los cuatro personajes principales no eran profesionales, amplificando las influencias sobre el neorrealismo, Truffaut y la libertad a la hora de filmar. 

La canción "Kill all hippies" del álbum” XTRMNTR” (2000) de la banda de británica Primal Scream, cuenta con una muestra de un diálogo de Linda Manz extraído de la película.


Los estados emocionales que transmite "Out ot the blue", hacen que el espectador observe la autodestrucción de los principales personajes de una manera única. Una cinta cruda, rabiosa pero hermosa como una gran bola de fuego y controvertida para muchos, pero una pequeña maravilla de un gran visionario.


"Out of the blue" (1980). Dirección: Dennis Hopper.

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