De unos años a esta parte hay una
nueva tendencia dentro de la crítica cinematográfica, sobre todo dentro del
cine de género, que se dedica simplemente a contar la película con todo
detalle, atreviéndose incluso a desvelar su final. Este hecho no solamente se
da en prensa tanto escrita como digital, sino en otro tipo de publicaciones
como antologías del cine fantástico o libros sobre largometrajes de terror.
Un ejemplo. A estas alturas doy
por sentado que todo el mundo ha visto “Los otros” (2001) de Alejandro Amenábar
y quien no lo haya hecho mejor que no lea la continuación de este párrafo. Pues
bien, cuando se estrenó pocos fueron los que compararon la obra del chileno con
cintas como “El sexto sentido” (1999) de M. Night Shyamalan o “Suspense” (1961)
de Jack Clayton cosa que hizo que muchos espectadores adivinaran el
sorprendente final de la cinta protagonizada por Nicole Kidman. El aficionado
al cine de terror no es tonto y deduce más de lo que el crítico puede imaginar,
así que no hay que cruzar un límite de hasta donde se puede referenciar y hasta
donde no. Hoy por hoy, con internet al frente, “Los otros” no hubiera tenido
tanto impacto pues su desenlance habría corrido como la espuma.
Es lícito que películas como “El
infierno verde” (2013) de Eli Roth sea comparada con “Holocausto Caníbal”
(1980) de Ruggero Deodato. De hecho Roth le dedica la cinta. O afirmar que la
saga “Scream” de Wes Craven tiene
semejanzas con la de “Viernes 13” ya que hay subgéneros en los que no hay
peligro de semejanza, ya que el espectador busca otra cosa. Slashers, survivals,
rape and revenge, canibalismo…son categorías donde el público no está esperando
una resolución ingeniosa. Que en muchas ocasiones la hay, ojo, pero donde más las busca el espectador es en el thriller psicológico.
También podemos hablar de
atmósferas. Así pues, en “La bruja” (2015) de Robert Eggers desde un principio
nos encontramos con una familia aislada al igual que sucede en “El resplandor”
(1980) de Stanley Kubrick. Somos conscientes de dicho aislamiento desde un
principio.
Sin embargo, en largometrajes que
manejan otros códigos, los símiles pueden perjudicar la percepción del mismo.
Las comparaciones que la crítica ha hecho con “La invitación” la han dañado
tanto que su audiencia más avispada ha podido conocer el final simplemente con
leer el título de una película reciente con la que la han relacionado.
Así pues, es mejor llegar a “La
invitación” sin haber leído nada sobre ella. Dejarse llevar por los
acontecimientos y ver hasta donde conducen, si es que llevan a algún rincón
oscuro o simplemente son paranoias de su protagonista.
“La invitación” comparte con “La
bruja” no solamente ser una de las sensaciones del cine de género de la
temporada, sino que ambas tienen como punto de partida al luto. Eso sí, con
distinto tratamiento cada una. En esta cinta premiada en Sitges con el máximo
galardón y dirigida Karyn Kusama (realizadora de la polémica por sus malas
críticas pero bastante reivindicable “Jennifer's Body”) una reunión de amigos
se convierte en una pesadilla para uno de los invitados. ¿Son reales sus intuiciones, son paranoias, son fruto del dolor, son resultado de su pena? Hasta aquí es
conveniente no desvelar nada más de la narración.
En Sitges, Kusama competía nada más y nada
menos que con Takeshi Miike, Sion Sono y Kiyoshi Kurosawa, el tailandés
Apichstpomg Weerasethakul, la genial “The Final Girls” de Todd Strauss-Schulson
y el belga Alex Van Warmerdam (que triunfó el el certamen de 2013
con “Borgman”). El premio fue bastante cuestionado, pero “La invitación”
es una gran película que se une a la tendencia de cine de terror de alta
calidad realizado por mujeres (“Good Night Mommy”, “The
Babadook” y “A girl walks home alone at night” son buenos ejemplos de
ella) en una industria y en un género acusados siempre de machistas. No
obstante, no es la primera ver que una película dirigida por una mujer lidera
el festival. Por ejemplo, "Survellance" de Jennifer Lynch (hija de
David y habital del festival) ya lo hizo en el año 2008 donde presidía el
jurado el gran Umberto Lenzi.
Aunque “La invitación” tiene un
punto débil que es mejor no nombrar, y es aquí donde la crítica ha expuesto,
quizás sin quererlo, la solución de esta intriga, es una película admirable con
grandes interpretaciones, sobre todo de su protagonista Logan Marshall-Green,
quien está prácticamente presente en todas las escenas. También ayuda el
espacio reducido donde ocurren los acontecimientos, que llevan al espectador a
compartir la paranoia del actor estadounidense.
"La invitación" refleja
las distintas maneras de combatir el sufrimiento humano, el dolor y la
pérdida. Kusama se desenvuelve muy bien a la hora de planificar en un ambiente
limitado dentro de este intenso thriller psicológico donde poco a poco va
aumentando la tensión. Su lentísimo desarrollo es lo que logra su punto fuerte.
"La invitación" (2015). Dirección: Karyn Kusama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario