domingo, 5 de junio de 2016

"La invitación" de Karyn Kusama.

De unos años a esta parte hay una nueva tendencia dentro de la crítica cinematográfica, sobre todo dentro del cine de género, que se dedica simplemente a contar la película con todo detalle, atreviéndose incluso a desvelar su final. Este hecho no solamente se da en prensa tanto escrita como digital, sino en otro tipo de publicaciones como antologías del cine fantástico o libros sobre largometrajes de terror.


Un ejemplo. A estas alturas doy por sentado que todo el mundo ha visto “Los otros” (2001) de Alejandro Amenábar y quien no lo haya hecho mejor que no lea la continuación de este párrafo. Pues bien, cuando se estrenó pocos fueron los que compararon la obra del chileno con cintas como “El sexto sentido” (1999) de M. Night Shyamalan o “Suspense” (1961) de Jack Clayton cosa que hizo que muchos espectadores adivinaran el sorprendente final de la cinta protagonizada por Nicole Kidman. El aficionado al cine de terror no es tonto y deduce más de lo que el crítico puede imaginar, así que no hay que cruzar un límite de hasta donde se puede referenciar y hasta donde no. Hoy por hoy, con internet al frente, “Los otros” no hubiera tenido tanto impacto pues su desenlance habría corrido como la espuma.

Es lícito que películas como “El infierno verde” (2013) de Eli Roth sea comparada con “Holocausto Caníbal” (1980) de Ruggero Deodato. De hecho Roth le dedica la cinta. O afirmar que la saga “Scream” de Wes Craven  tiene semejanzas con la de “Viernes 13” ya que hay subgéneros en los que no hay peligro de semejanza, ya que el espectador busca otra cosa. Slashers, survivals, rape and revenge, canibalismo…son categorías donde el público no está esperando una resolución ingeniosa. Que en muchas ocasiones la hay, ojo, pero donde más las busca el espectador es en el thriller psicológico.

También podemos hablar de atmósferas. Así pues, en “La bruja” (2015) de Robert Eggers desde un principio nos encontramos con una familia aislada al igual que sucede en “El resplandor” (1980) de Stanley Kubrick. Somos conscientes de dicho aislamiento desde un principio.


Sin embargo, en largometrajes que manejan otros códigos, los símiles pueden perjudicar la percepción del mismo. Las comparaciones que la crítica ha hecho con “La invitación” la han dañado tanto que su audiencia más avispada ha podido conocer el final simplemente con leer el título de una película reciente con la que la han relacionado. 

Así pues, es mejor llegar a “La invitación” sin haber leído nada sobre ella. Dejarse llevar por los acontecimientos y ver hasta donde conducen, si es que llevan a algún rincón oscuro o simplemente son paranoias de su protagonista.

“La invitación” comparte con “La bruja” no solamente ser una de las sensaciones del cine de género de la temporada, sino que ambas tienen como punto de partida al luto. Eso sí, con distinto tratamiento cada una. En esta cinta premiada en Sitges con el máximo galardón y dirigida Karyn Kusama (realizadora de la polémica por sus malas críticas pero bastante reivindicable “Jennifer's Body”) una reunión de amigos se convierte en una pesadilla para uno de los invitados. ¿Son reales sus intuiciones, son paranoias, son fruto del dolor, son resultado de su pena? Hasta aquí es conveniente no desvelar nada más de la narración.


En Sitges, Kusama competía nada más y nada menos que con Takeshi Miike, Sion Sono y Kiyoshi Kurosawa, el tailandés Apichstpomg Weerasethakul, la genial “The Final Girls” de Todd Strauss-Schulson  y el belga Alex Van Warmerdam (que triunfó el el certamen de 2013 con “Borgman”). El premio fue bastante cuestionado, pero “La invitación” es una gran película que se une a la tendencia de cine de terror de alta calidad realizado por mujeres (“Good Night Mommy”, “The Babadook” y “A girl walks home alone at night” son buenos ejemplos de ella) en una industria y en un género acusados siempre de machistas. No obstante, no es la primera ver que una película dirigida por una mujer lidera el festival. Por ejemplo, "Survellance" de Jennifer Lynch (hija de David y habital del festival) ya lo hizo en el año 2008 donde presidía el jurado el gran Umberto Lenzi.

Aunque “La invitación” tiene un punto débil que es mejor no nombrar, y es aquí donde la crítica ha expuesto, quizás sin quererlo, la solución de esta intriga, es una película admirable con grandes interpretaciones, sobre todo de su protagonista Logan Marshall-Green, quien está prácticamente presente en todas las escenas. También ayuda el espacio reducido donde ocurren los acontecimientos, que llevan al espectador a compartir la paranoia del actor estadounidense.



"La invitación" refleja las distintas maneras de combatir el sufrimiento humano, el dolor y la pérdida. Kusama se desenvuelve muy bien a la hora de planificar en un ambiente limitado dentro de este intenso thriller psicológico donde poco a poco va aumentando la tensión. Su lentísimo desarrollo es lo que logra su punto fuerte.


"La invitación" (2015). Dirección: Karyn Kusama.

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